Recomendaciones para un manejo integrado de los insectos apuntando tanto a los adultos como a las larvas para evitar consecuencias negativas en los rodeos.
La problemática de moscas en establecimientos pecuarios intensivos se empieza a percibir a partir de la primavera cuando el calor y las precipitaciones se convierten en las dos variables que marcan el comienzo de la invasión de estos insectos.
Ahora en pleno verano y con las temperaturas en ascenso, con una humedad que se ha hecho presente en las últimas semanas con lluvias amplias y bastante generalizadas, es cuando mayor atención se debe prestar para evitar perjuicios en los sistemas ganaderos, en especial en planteos intensivos.
Simón Harguindeguy veterinario (Facultad de Tandil) asesor técnico comercial de Vetanco en la provincia de Buenos aires, considera que ya “estamos bien firmes con tratamiento para el control, hasta el otoño, en los sistemas intensivos, tambos y feed lots, donde más desechos, material orgánico y residuos se generan y son un sustrato para el desarrollo de las moscas (doméstica, brava y de los cuernos)”.
Desde Vetanco se maneja la situación “como algo integrado, que lleva varias herramientas; no vamos a controlar con una sola acción y minimizar el riesgo del impacto”. Al respecto se proponen tres tipos de controles. Primero, un control cultural; es decir “tener higiene, desinfección, limpieza de los comederos, plantas de alimentos, e instalaciones, bajamos mucho el impacto y la venida de la mosca”.
El segundo control, de tipo biológico, “está dado principalmente por el uso de un insecto, una avispa que parasita los huevos de la mosca y en vez de generarse una nueva mosca se genera una avispa y se controla el nuevo ciclo”.
El tercero es químico, con la utilización de dos tipos de productos complementarios: un adulticida y un larvicida. Harguindeguy explica que el adulticida “vamos a orientarlo a que nos haga el volteo del adulto, la eliminación. Para eso hay cebos o aplicaciones sobre animales, que van a voltear al adulto que tenemos dando vuelta, que es la mayor molestia tanto para los animales como los operarios”.
Para el control de la larva Vetanco cuenta con un producto que es el Ambiflud Benzuron, “que es un inhibidor del desarrollo del crecimiento del insecto, que impide el pasaje de la larva a la pupa, que es un estadío anterior al adulto. La larva no desarrolla el esqueleto y no se genera el adulto. Tiene mucho impacto porque si analizamos el ciclo de la mosca vemos que el 10% está representado por los adultos y el restante lo vamos a encontrar en huevos, larvas o pupas, estadíos que en general no vamos a ver. Cuando estamos con alta carga de adultos que generan molestias a las vacas, pérdidas productivas, tenemos que saber que tenemos miles y miles de larvas y huevos que van a ser futuros adultos”.
El producto “impacta sobre el ciclo de la larva y baja notablemente la carga de adultos”. Debe empezar a utilizarse 20 días antes del pico máximo de aparición de las moscas. Es decir que hay que anticiparse a esta temporada y necesita de 3 a 4 semanas para que su eficacia sea la mayor posible. Va mezclado en el alimento, el animal lo ingiere y ataca el alimento y la materia fecal.
“Al estar mezclado con el alimento –puntualiza Harguideguy-, los restos de comidas que quedan, corta el ciclo de la mosca.
“En cuanto a la materia fecal, el producto pasa con el alimento el tracto gastrointestinal sin dejar residuos, no se absorbe ni deja residuos en carne o leche y se deposita activo y va a cortar el ciclo de la mosca de los cuernos, que es la que pone los huevos entre la materia fecal y el suelo”.
Tiene tres presentaciones, dos para mezclar el alimento y una por aspersión en forma líquida. Una de ellas, bastante concentrada, se incorpora en los núcleos de las plantas de alimentos, de manera tal que el establecimiento recibe el núcleo o su concentrado con el mosquicida incorporado. Una segunda presentación se agrega directamente en el mixer al hacer la ración. En tanto que la tercera es líquida y se usa sobre estructuras, lugares de depósito donde la mosca puede llegar a poner los huevos, comederos, silos de chapa, silobolsa, etcétera. Se trata de un producto no tóxico ni para animales ni para operarios.
Consultado sobre los efectos que padece al rodeo en caso de no concretarse un buen control, Harguindeguy manifiesta que “en establecimientos de encierre de animales podemos tener pérdidas productivas que pueden oscilar del 10 al 15%, bajando la ganancia de peso vivo y eficiencia de conversión. En el caso de tambos tenemos un impacto que puede ser importante en mastitis. Y también se ve el impacto sobre el operario, la gente que trabaja en la fosa, el tambero y en la guachera misma. Ese impacto es importante y más si el establecimiento está cerca de centros urbanos”.
Respecto del control que llevan a cabo los productores, el asesor de Vetanco puntualiza que “en general se va tomando cada vez más conciencia. En zonas más frías, como el sudeste de la provincia de Buenos Aires, se retarda un poco más la aparición de la mosca. Pero hay muchos establecimientos que usan el producto y al ver el impacto real se terminan de convencer y lo incorporan en su plan sanitario. Cada vez se la vez a la mosca con un problema mayor con el que no se quiere lidiar mucho”
Por último, Harguindeguy enfatiza que el control “se debe hacer sobre la larva y los estadíos inmaduros, ahí es donde se debe apuntar. Si trabajás con tratamientos contra el adulto solamente a los pocos días vas a tener un nuevo adulto y un nuevo problema. Por eso la combinación de estos tratamientos entre adultos y larvicidas más el control de higiene y desinfección es la clave para el éxito en este control”.