Rodolfo Sánchez tiene bajo sus espaldas más de 40 años trabajando con grandes animales. Médico veterinario instalado desde su infancia en Lincoln, nos hace un repaso de su experiencia trabajando casos de hipomagnesemia en la zona.
Rodolfo nos atiende con enorme predisposición. Me pide unos minutos para estacionar el auto para dedicarme todo el tiempo necesario. Hoy está retirado de la profesión después de 40 años de embarrar botas visitando campos y tambos por los alrededores de Lincoln. Como para no alejarse del todo de la profesión a la que dedicó su vida, acompaña a su hija que siguió el modelo profesional paterno. Como él estudió veterinaria en la universidad de La Palta y hoy gerencia la Veterinaria legada. Además es productor y es lo que ocupa su tiempo actualmente. Controla un tambo con una producción de 1000 litros día y cría Angus, mezcla con Shorthorn, en otro campo que alquila.
En este caso, nos introduce en la problemática de la hipomagnesemia y comparte una experiencia de caso muy especial que atendió tiempo atrás.
– ¿ Cuándo se encontró con casos de hipomagnesemia por primera vez?
– Empecé a ejercer como médico veterinario en el año 1979 acá en Lincoln. En ese momento esta era una zona donde había muchos tambos pequeños. La región tenía un régimen de división de tierras en parcelas chicas, lo que derivó en una gran cantidad de pequeñas explotaciones. Además, en esa época había un estímulo, un pago diferencial de un 10% sobre el litro de leche al establecimiento que demostrara un correcto manejo de la brucelosis. Una política que apuntaba a controlar la enfermedad. Por lo tanto, se debía hacer un saneamiento, un sangrado cada 6 meses para llevar al laboratorio. Si los resultados daban correctamente, el beneficio seguía disponible. Si bien se trataba de controlar la brucelosis, en aquella época y debido al manejo a base pastoril de los tambos, surgían gran cantidad de casos de hipomagnesemia. Con el paso del tiempo, los tambos se fueron transformando en estructuras más grandes con un manejo nutricional con más concentrado de granos y alimentos balanceados. Ya casi no podemos encontrar tambos con alimentación a base de pasturas. Igualmente hoy se sigue manifestando tanto en tambos como en animales de cría.
– ¿Recuerda algún caso particular?
– Sí, por supuesto. Tengo varios casos de hipomagnesemia, pero hay uno muy particular y algo atípico que me es imposible olvidar.
Una mañana temprano me llamaron de una muy seria e importante casa de remates de Granada, que también tiene una sucursal en Lincoln. En esta sucursal se había dado un caso muy grave, raro y fuera de contexto. Esa mañana se habían desayunado con cerca de 20 animales muertos y varios más con sintomatologías severas. Lo más confuso, era que se trataba de novillitos de entre 180 y 300 kg. Si bien la patología no es exclusiva de ninguna categoría en particular, la mayoría de los casos se dan en vacas. En mi vida profesional casi no la había visto manifestada en novillitos.
Este fue un caso típico de manejo. Se trataba de una hacienda de unos 120 animales que se vendió en la casa de remates. Debido a algún problema que tenía el comprador, no recuerdo cual, los animales no podían ingresar al campo por lo que debieron permanecer en los corrales de la feria durante 4 o 5 días. Los animales se encontraban en un estado regular, ya que los traslados, los cambios de ambiente y de dieta les generan mucho estrés.
Con intensión de cuidar los animales, una noche el encargado los saca a un lotecito que tenían atrás con un regrass tiernito. A la mañana siguiente encuentran alrededor de 20 animales muertos y varios con sintomatología típica de tetania. Parecía que había caído un rayo, la verdad fue un caso muy impresionante. Había visto casos similares pero en rodeos grandes de vacas, nunca en novillitos.
Cuando llegué la sintomatología era la típica de la hipomagnesemia, ya que no hay una enfermedad infecciosa tan fulminante que mate tanta cantidad de animales en tan corto tiempo. Y para no descartar nada, el clima tampoco había podido ser una causal viable. Pero por la categoría de los animales, no era sencillo diagnosticarla a golpe de vista. Como comenté, los síntomas eran típicos de una hipomagnesemia: incoordinación en la tropa, animales caídos con pedaleo, temblores y ojos desorbitados. En el análisis de la necropsia no encontramos absolutamente nada, estaban sanitos. La carne estaba como para consumo, no había derrames ni síntomas febriles. No obtuvimos ningún indicio de enfermedad infecciosa. Comenzamos con terapia de magnesio y tomé algunas muestras. Algunas de sangre y otras de humor acuoso, que es una de las muestras más fidedignas, en todas el nivel de magnesio dio muy bajo.
Ya corroborado el diagnóstico, aplicamos magnesio inyectable a todo el rodeo. Realizamos un cambio total en la dieta nutricional suplementando con rollo y maíz con sales magnesiadas para estabilizarlos. Al día siguiente ya los animales se mostraban recuperados y en un estado de notable mejoría. Ya pasado el episodio, las pérdidas totales rondaban por los 30 animales muertos sobre un rodeo de 120, un 40% ni más ni menos.
– ¿Debe haber tenido varios casos diferentes, pero ninguno tan atípico?
– No, tan raro con este no había experimentado nunca. Atendí casos de unos animales que se compraron en Mendoza, unas 80 vacas. Llegaron 3 muertas y al bajarlas del camión se murieron 3 más. Es muy común este tipo de casos. Los viajes tan prolongados siempre son riesgosos. Lo recomendable es viajar de noche y evitar situaciones de estrés calórico o tratar de reducir el tiempo del viaje y no detenerse demasiado, en lo posible. También los encierres prolongados pueden generar complicaciones. Siempre es mejor soltarlos en el fin del día. Estos encierres generan situaciones de estrés y de posibles caídas de magnesio.
– ¿Nos deja una recomendación final?
– La producción pecuaria tiene 3 patas fundamentales: nutrición, sanidad y manejo. Algunos le suman una cuarta incluyendo la genética, que es muy importante en el producto final, pero no impacta tanto en la vida del animal. Hoy la mayoría de los tambos tienen un manejo bastante aceitado, bastante más controlado que en los rodeos de cría. Una recomendación seria que durante el preparto, la vaca este en un lote chico con acceso a rollo y principalmente alimentación sólida, con balanceados o grano y casi nada de pasto verde.
Por otro lado, sería importante que las entidades e instituciones trabajen mucho más fuerte el tema de la divulgación de determinadas patologías. Con armar una serie de charlas o jornadas cortas de capacitación, se podrían prevenir varias situaciones y disminuir pérdidas en las producciones. Al productor hay que llegarle, acercarse donde están y colaborar en resolver sus problemáticas. Todavía uno encuentra bastante ignorancia en determinados manejos preventivos que son muy eficientes y disminuyen perdidas económicas importantes.