Si bien durante esta estación las pasturas rebrotan, crecen y producen biomasa, los aumentos de peso no son los esperados, aún pastoreando especies forrajeras de alta calidad, como es el caso de la avena.
Los motivos por los cuales “en otoño los animales no engordan” se pueden deber no solamente a menor digestibilidad y disponibilidad de las especies forrajeras, sino también a variaciones en su composición química.
Según un estudio del EEA Balcarce en el que se realiza una secuencia de análisis de avena durante otoño, invierno y principios de primavera y se observó de qué forma varían los componentes en el tiempo.
Diferencias entre Parámetros, comparando valores de otoño-invierno y primavera:
- Pared Celular y Digestibilidad “in vitro”: sin variaciones importantes entre los valores obtenidos en otoño-invierno, comparando con los de primavera.
- Proteínas solubles: durante otoño-invierno se alcanza un contenido 55% mayor, comparado al contenido de primavera.
- Carbohidratos solubles: se presentan en un nivel 500% menor que el contenido en primavera.
Este menor consumo de Carbohidratos Solubles se traduce en una escasa cantidad de energía digestible, que limita la mantención y producción de carne o leche.
Por otro lado, el gran contenido de Proteínas solubles ocasiona un exceso de nitrógeno amoniacal, que no podrá ser aprovechado para la síntesis de bacterias en el rumen y por lo tanto atravesará las paredes del rumen, perdiéndose como urea en la orina.
Es necesario balancear este desequilibrio de nutrientes que ocurre en otoño-invierno adicionando aquellos nutrientes necesarios. Una suplementación con concentrados (granos) puede aumentar la utilización de la proteína del forraje rápidamente degradable, incrementando la síntesis de proteína microbiana, disminuyendo las pérdidas de nitrógeno en la orina y el costo energético de este proceso.