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La vida de Héctor Mendoza sintetiza el esfuerzo y la superación permanente para alcanzar el éxito arrancando bien de abajo.

 

No resulta sencillo encontrar ejemplos de gente que se hizo bien de abajo, alcanzó el éxito empresario o económico y sin embargo mantiene la sencillez y la humildad que son, por otro lado, facetas muy propias de la actividad agropecuaria. Un caso paradigmático es el de Héctor Mendoza (76), quien a fuerza de perseverancia, esfuerzo y empuje forjó una historia que él mismo relata al recibir en uno de sus campos a ESPACIO PRIMIA.

Nativo de 9 de Julio, trabajó desde muy pequeño, algo bastante típico en su época. En una casa de remate ferias, después de lustrar botas, limpiar vidrios y cebar mates, a los 12 años empezaron a llevarlo al campo “para abrir tranqueras” y a los 15, a bordo de un Chevrolet 400, recorría en soledad los campos. Sus ansias de progreso y crecimiento lo hicieron martillero.

La suerte le llegó en una primera instancia en 1969 en Olavarría cuando el rematador de una feria se enfermó y por antecedentes lo invitaron a martillear. “Le gustó mi estilo y mi forma y me ofrecieron un trabajo que me interesó y me quedé con lo puesto. Vine para volverme, me pidieron que me quedara, me dieron casa, ropa, todo y me quedé” relata al recordar sus comienzos.

La siguiente escala para Mendoza, en menos de un año, fue la representación de Frigorífico Salto. “Precisaban una persona de mi estilo para la zona sur. Me mejoraban el sueldo, casa, auto y me dijeron que probara, porque ellos trabajaban a porcentaje ya que no le pagaban sueldo a nadie. Al segundo mes les dije ‘quiero porcentaje’. Le compraba al frigorífico, tanto en remates como directo. Pero después empecé a comprarle a otros frigoríficos, otro tipo de animales, otras categorías. Para Salto, vacas conserva y novillos de exportación; después a otros, vaquillonas hasta 350 kilos, vacas tipo manufactura, etcétera”.

Su determinación lo llevó como paso siguiente a la compra de camiones jaula para mover la hacienda; entre ellos, la adquisición de un lote de equipos a Juan Gentile, de 9 de Julio, un hecho que Mendoza resalta a la altura de un hito, evocando el momento en que lo fue a visitar, con esa idea rondando en su cabeza.

“Te los vendo a vos’, me dijo. Ahí se me puso la piel de gallina. Eran los mejores equipos que andaban en la ruta 5. ‘Te los fío un año sin intereses’. Hablé con la gente de frigorífico, me dijeron que me iban a ayudar e hice el negocio. Siete de los empleados se vinieron conmigo. Tan mala suerte tengo que a los tres meses vino el Rodrigazo. Juan me decía ‘vos te hiciste rico y yo me hice pobre’. Ni se la cantidad de camiones que tenía”.

Carlos Marcos

Una forma que encontró Mendoza de ahorrar, fue comprar vacas, lo que le permitió estar en una posición muy sólida, tanto que ni él mismo lo imaginaba. “Cuando aparece el primer campo que compro (400 hectáreas de Don Manuel), realicé un remate, vendí la hacienda que tenía y con los animales que me sobraron lo poblé” rememora.

¿Cuál fue clave para pasar de lustrar botas y cebar mates siendo niño en 9 de Julio a convertirse en un ganadero respetado en Bolívar? “No le hice asco al laburo, soy austero; no se jugar, no entré a un casino, me dediqué a laburar”, afirma.

Si se ahonda en la cuestión, para entender cómo hacer en la vida para llegar adonde él llegó responde: “No tenés que tener ni reloj ni almanaque. Cuando compraba hacienda dormía dos o tres horas por día y arriba del auto. Yo nunca tuve horarios, me levantaba a las 4 o a las 5 y volvía a mi casa a medianoche. Con la edad que tengo no le aflojo y sigo laburando”.

Mendoza también posee una empresa de transporte grande. De hacienda pasó a ser cerealero y luego a volcador, transportando piedra. Hoy esa empresa es manejada por una de sus hijas con conducción férrea mientras él se aboca en pleno a la ganadería. Orgulloso de ella, la describe como un calco suyo, en versión femenina.

Ya en función de la actividad pecuaria que hoy ocupa el centro de su vida empresaria, dice: “Me dedico a la cría, recría y feed lot. Tengo 1.300 vacas madres, con la idea de aumentar. Yo engordaba hacienda en la época en que la gente ni sabía ni lo que era un feed lot. Este campo para la cría es un lujo; son campos duros, el primer potrero tenía un encierre con 300 vaquillonas en un rincón. Traía cama de pollo de Monte, hacíamos una mezcla rarísima y le dábamos de comer a baldes. Traíamos el alimento de Olavarría, con carretilla y a baldes las alimentábamos, 30 años atrás”.

Si bien destaca que ahora está todo mecanizado, afirma que el feed lot “es esclavo como el tambo; hay que dar de comer a determinada hora y ser bicho mirando que pasa con los animales, si adelantan o no. Siempre hay alguno que no come o que se empacha”.

Parte del campo se dedica a la agricultura, con siembra de maíz, para alimento del ganado. Del mismo modo que se implantan pasturas (alfalfa, agripiro, lotus, festuca ray gras y trébol) “Todos los años tratamos de hacer lo más que podemos de pastura para ir achicando los verdeos. Hacemos más de 250 hectáreas de avena, maíz para pastoreo, sorgo y todo eso es mucha plata”.

Una clave para mantener un planteo ganadero exitoso pasa por “hacer comida y no pijotear nada. Lo que le echás a la tierra, te lo da de vuelta. ‘Vamos a echarle 50 kilos de fertilizante’ me dice el ingeniero; yo le digo ‘echale 65’.

La vinculación con Primia se dio a través de la empresa de transporte, por el traslado de gransa para las instalaciones ubicadas sobre la ruta 65. Luego comenzó a comprar algunos productos. “Había empezado el concentrado con otra empresa, hasta que me convencieron; la verdad, hay que sacarse el sombrero con los productos, funciona una maravilla”.

Mendoza resalta “la reacción de engorde que tiene el animal. Encerré terrenos de la parición y es una cosa que parece que a los animales los hubiera inflando, es increíble la reacción que tienen. Lo que más me están sorprendiendo son dos lotes para recría. Tenía que darle alrededor del 3% de acuerdo al kilaje del animal. Debería estar arriba de 5 kilos por el peso; le estoy dando 3 kilos por día y por supuesto tres rollos a cada lote. Tienen un estado espectacular”.

A la hora de aludir a la coyuntura política, con la misma franqueza que se expresa en toda la conversación con Espacio PRIMIA, dice que ningún gobierno “es santo de mi devoción. Yo laburé con todos, siempre trabajé. El problema es que no se puede hacer una proyección de trabajo, con que financiarla, si cambian las reglas de juego permanentemente.

“Este Gobierno que se va, al menos abrió la exportación de muchos países. Antes estaba todo cerrado. Yo creo que Fernández va a seguir con esta política de exportación porque es lo que genera plata”.

Por otro lado, Mendoza advierte sobre la cantidad de hembras y vacas que se están vendiendo. “Que va a pasar: para mí el año que viene se va a achicar la fábrica de madres y van a faltar terneros. Creo que lo que más seduce es la gran venta de vacas de conserva y manufactura. Un faltante de vacas madres que Dios mío”.

Con sus años de experiencia a cuestas, Mendoza recomienda “no achicarse; hay que seguir para adelante y no arrugar. Porque hay una de cal y una de arena”. Y siendo “el rey del negocio” cuenta que antes de una fuerte suba vendió 5 ó 6 jaulas de ganado. “Hoy la perdés y mañana la ganás. Los negocios se ganan y se pierden. No hay que deprimirse ni achicarse. Seguir y por supuesto invertir en el campo. Lo que vos le echás al campo, el campo te lo devuelve”, concluye.

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