Los cerdos son extremadamente sensibles y sufren afecciones ya sea por el tipo, como por la concentración de micotoxinas a las que estén expuestos. La edad del cerdo y la fase de producción en la que se encuentra, determina el grado de afección, siendo en la reproducción donde más se resiente. Debido a la complejidad de la problemática, es recomendable definir una estrategia preventiva en cuanto a las materias primas a utilizar y al manejo de las mismas, para conseguir un nivel de contaminación tan bajo como sea posible.
Matias Aba
Las micotoxinas son metabolismos secundarios de los hongos que se desarrollan en diferentes materias primas cuando las condiciones de calor y humedad se presentan. Debido a que en este momento se suelen entregar los fondos de los silos, es importante conocer el impacto que pueden tener estas sobre los animales, ya que por su sensibilidad, se pueden ver afectados de manera importante ante su presencia. La contaminación por micotoxinas reduce el desarrollo de los cerdos y su capacidad de reproducción, afectando su estado inmunológico y de salud, e incluso llegando a la muerte. La edad y la fase de producción del cerdo, determinan el grado en el cual se ven afectados los animales. Los cerdos jóvenes y las cerdas madres son generalmente los más susceptibles a las micotoxinas.
Aunque existen más de 200 micotoxinas, las más comunes que se detectan en alimentos para animales son: la aflatoxina, ocratoxina, deoxinivalenol, zearalenona, fumonisina, cornezuelo y toxina T-2. Los hongos Aspergillus (y Penicillium), Fusarium spp y Claviceps producen las toxinas más perjudiciales para los cerdos.
Cómo reconocerla y diagnosticarla
Los síntomas pueden ser múltiples y variados, pero el resultado en todos los casos será un menor desempeño y una pérdida de beneficios económicos.
Cada micotoxina se asocia con un “órgano susceptible”. Se llama así al órgano más afectado por una micotoxina en particular, causando lesiones características. Los órganos afectados son principalmente los encargados del metabolismo (hígado, riñón y pulmón), pero también afectan al sistema nervioso central, sistema inmunitario y reproductor.
Estos efectos sobre la salud de los animales se denominan “micotoxicosis” y pueden ser clínicas o subclínicas, y agudas o crónicas.
Aunque en producción porcina son especialmente importantes los efectos clínicos agudos sobre el aparato digestivo e inmunidad (pérdida de peso, predisposición a enfermedades de origen infeccioso, etc.) y los relacionados con la reproducción (abortos e infertilidad, lechones débiles, etc.), no debemos olvidar la importancia de los efectos subclínicos crónicos (aumento de índices de conversión, predisposición a enfermedades infecciosas, disminución de longevidad en cerdas, etc.) que suponen una pérdida continua de eficiencia productiva, potencial genético y rentabilidad de la explotación.
Las lesiones en órganos susceptibles se observan en los casos de micotoxicosis agudas y son relativamente fáciles de diagnosticar. Un buen diagnóstico siempre debe incluir un análisis histopatológico del órgano susceptible a la micotoxina que se sospecha, combinado, si es posible, con el análisis del alimento para la confirmación.
En el caso de la micotoxicosis crónica, es común no reconocer las lesiones características en los órganos susceptibles. Los síntomas producidos son mucho más generales y pueden fácilmente confundirse con otras enfermedades o deficiencias nutricionales.
Síntomas producidos por la micotoxicosis crónica
Las micotoxicosis crónicas ocurren cuando se consumen dosis moderadas o bajas de micotoxinas. Estos síntomas genéricos solo se detectan con un control detallado de los parámetros productivos y un monitoreo rutinario del nivel de micotoxinas en el alimento. Este monitoreo en el alimento es difícil debido a que normalmente las micotoxinas se encuentran en niveles bajos. Casi siempre hay presente más de una micotoxina, y su distribución en el alimento no es uniforme.
Por todo lo anterior, es muy difícil hacer un muestreo adecuado del alimento que permita extrapolar los resultados del análisis de la muestra a todo el lote de alimento.
El efecto más importante que se produce con una micotoxicosis crónica es la inmunosupresión. Esta es la puerta de entrada a otras enfermedades. Las micotoxinas afectan varias fases del sistema inmunitario, incluyendo la producción de anticuerpos.
Establecer medidas preventivas es fundamental, teniendo en cuenta factores físicos y biológicos que afectan a la producción de micotoxinas.
En el campo, las malas condiciones de las cosechas de cereales representan la mayor amenaza. Cargas de grano con una mayor incidencia de granos rotos y basura son más propensos a la infección y la contaminación. Una limpieza adecuada del grano puede eliminar los infectados y/o cáscaras contaminadas. Subproductos de cereales, son invariablemente más propensos a la contaminación que el grano entero y limpio. Las cosechas de cereales previamente secadas se consideran seguras para el almacenamiento de granos o su traslado.
Los transportadores de alimentación, tolvas, mezcladoras, etc., que están en contacto con las materias primas y los alimentos, son fuentes desarrollo de micotoxinas y deben ser limpiadas periódicamente. Mantenga el equipo de alimentación fresco y limpio.
Es fundamental tener una capacidad de acopio cercana al consumo de la granja o un proveedor que si la tenga, para tratar de almacenar en cosecha la mayor cantidad de cereal en buen estado que le sea posible. No obstante, también como recomendación, es importante tener en cuenta en donde repercute con mayor impacto y de esta manera seleccionar aquella materia prima afectada para el consumo en categorías que no resienten tanto la producción (nunca seleccionarla para reproducción y lechones). La problemática puede palearse y prevenirse con el uso de secuestrantes de micotoxinas.
El uso de secuestrantes de micotoxinas no garantiza que estas no actúen. Es importante tener en cuenta, que en orden de importancia, los secuestrantes que mejor se desempeñan son aquellos que actúan desnaturalizando la micotoxina a metabolitos inocuos, los que actúan por actividad enzimática, y los menos, aquellos que solo funcionan secuestrando, como levaduras, por su capacidad de ligado. En nuevos secuestrantes se están utilizando levaduras con gran poder de absorción y mayor eficacia, así como también más capacidad ligante.
Se recomienda utilizar los más específicos, protegiendo a las categorías más expuestas, como madres y lechones, y los más comunes en estadios de engorde. Así como seleccionar la materia prima de mayor calidad en gestación, lactancia e iniciadores.
Por: Luciano Landi, médico veterinario y técnico comercial de Primia